LEYENDA "LOS MANANTIALES DE LOS CHANEQUES"

Estos manantiales se encuentran ubicados cerca de la carretera Teloloapan-Apaxtla y para llegar a ellos hay que atravesar un lugar llamado “El Ojo de Agua de Acatempan”. Este ojo de agua contiene abundante líquido y no sólo surte de agua al poblado de Acatempan, del cual obtiene su nombre, sino también a la ciudad de Apaxtla de Castrejón. Justo donde está dicho ojo de agua hay una desviación a mano izquierda de la carretera, éste es un camino de terracería que conduce a los poblados de las Mesas de Mirabal y Huerta Grande. A los pocos metros de esta desviación hay un vado, por donde corre el agua proveniente del ojo de agua antes mencionado y cae en una pequeña cascada, formando una represa antes de continuar su camino rumbo al poblado de Apaxtla y a muchos más que se cruzan en su camino.

Y es en este vado donde varias personas oyen voces y risas como de niños pequeños. Algunos que por curiosidad se acercan, cuentan que ven a niños pequeños desnudos, los cuales juegan y bailan al son de música de violines y tambores que algunos de ellos tocan. Estos sólo se pueden observar por un pequeño instante, pues cuando se dan cuenta de que son observados, desaparecen rápidamente. Algunas personas que los llegan a ver inmediatamente se ponen muy enfermos por la impresión y tardan mucho tiempo para aliviarse, y tienen que rezarles y curarlos del susto, pues de otra manera no podrían sanar.
Algunos de estos enfermos hasta madrina o padrino llevan y, aparte de la ofrenda de comida, bebida y flores, los padrinos les rezan y piden por la salud de los achacosos. Algunos llevan cohetones y música de viento para contentar a los chanes, para que así les concedan sanar a sus ahijados. Los chanes agradecen estas muestras de reconocimiento y al instante les devuelven la salud a esas personas.

CRESTOMATÍA / Con información de "mexico-nostalgia"

MCS

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